PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

 27 de noviembre 2016


Detalle del farol y el Ángel custodio del paso
del Santísimo Cristo del Sepulcro

Adviento

El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.

El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.

Evangelio

Mt 24, 37-44  
      
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre".

Comentario

Lectura: “Permaneced despiertos”.
Meditación: El tiempo litúrgico del Adviento trae consigo una bocanada de aire fresco; no sólo es un período que nos prepara para celebrar el Nacimiento de Cristo, sino también un camino hacia el horizonte, un despertar a la esperanza de un nuevo renacer. Se lee hoy un fragmento del evangelio de Mateo, tomado del discurso de Jesús sobre el fin de los días. Jesús sugiere el estilo de vida que debe seguirse para no confundir el camino hacia la meta. Como hizo Noé, hay que prepararse para afrontar la adversidad en medio de la indiferencia general; estar atentos porque el ladrón no avisa.

Oración: ¡Ya te acercas, Señor! Ayúdame a prepararte el mejor espacio de mi corazón, a limpiarlo de las cosas que suelen llenarlo.
Acción: Prepara tu corazón con el sacramento de la reconciliación para recibir al Señor.

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